Últimamente estoy siendo testigo de un
fenómeno que me preocupa. Pronto llegará el verano y muchas familias, cuyos
peques están en la fase de 2-3 años, les entran las prisas por quitarles el
pañal. Muchos me dicen es que en septiembre empieza el cole y no puede ir con
él, así que se proponen hacerlo como si de una carrera a contratiempo se tratase…, lo que supone un gran estrés
para los padres pero sobretodo para el niño o la niña, que de repente se ve
sometido en poco tiempo a un montón de cambios en sus rutinas y a un nivel de
exigencia que puede traer consecuencias bastante negativas.
Vamos a ver algunos aspectos importantes que
nos ayuden a reflexionar sobre este proceso de “quitar el pañal”.
Primero deberíamos pensar ¿qué es el control
de esfínteres? O mejor, antes de ello ¿qué no
es el control de esfínteres?
El control de esfínteres NO ES solo mantener
seco el pañal, NO ES una carrera a contratiempo, NO ES un aprendizaje que se
logra entrenándolo, NO ES algo que se logre de una vez para siempre, NO ES una
decisión únicamente de los adultos.
Una vez que hemos visto lo que NO ES el
control de esfínteres, vamos a ver lo que es y que aspectos influyen en este
proceso, porque lo primero que hay que entender es que es un proceso evolutivo
que el niño adquiere cuando está maduro.
Maduro a nivel neurofisiológico, a
nivel físico, a nivel cognitivo y a nivel emocional. Por tanto vemos que influyen
varios aspectos y que ya no es simplemente quitar el pañal y tratar de que el
niño haga pis en el orinal.
El control de esfínteres (…) es un proceso evolutivo que el niño adquiere cuando está maduro, (…) a nivel neurofisiológico, físico, cognitivo y emocional.
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Por tanto, el control de esfínteres
es un proceso que tiene idas y venidas y
que como todo proceso de aprendizaje admite la posibilidad de avanzar y
retroceder, un paso importante hacia el desarrollo mental, emocional y
social del niño, el momento en que el niño toma conciencia de su cuerpo y se
hace responsable de la tensión que significa controlar sus necesidades naturales.
Es un proceso que da la oportunidad de mirar al niño o a la niña y revisar el
vínculo familiar.
Para que el niño pueda
desarrollar este proceso de forma natural es necesario que antes haya superado
ciertas etapas y debe haber desarrollado ciertos aspectos a nivel global. Es
decir, debe tener conciencia de sí mismo utilizando el YO y el MIO, tener
lenguaje comunicacional, noción del esquema corporal y de orientación espacial,
deber haber desarrollado ciertas destrezas motrices (agacharse, subir, bajar,
girar…), entender instrucciones verbales, tener deseos de independencia “Yo solo”… entre otras cosas…
“Controlar
esfínteres no se aprende por repetición, como leer o escribir. Se adquiere
naturalmente cuando se está listo, como la marcha o el lenguaje verbal”
Laura
Gutman. Esfínteres: Control y autoritarismo.
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Vemos que no se trata del simple
hecho de que el niño pase algunas horas con el pañal seco, que también es un
factor importante. Es fundamental que, en este proceso tan determinante a nivel
de desarrollo global del niño, el adulto tome un papel determinado, un papel de
acompañante.
El adulto pasa a ser el que
ofrece al niño el ambiente de contención
y apoyo, de respeto y acompañamiento para que el proceso se desarrolle de
forma adecuada. El adulto observa y reconoce las señales del niño, respeta sus
iniciativas y ritmo individual, da sostén y contención para que el niño se
sienta seguro.
Desarrolla un acompañamiento de
forma muy concreta, siguiendo unos pasos determinados pero siempre flexibles y
respetando el ritmo individual que el niño va marcando.
Este es el camino para
desarrollar un proceso de control de esfínteres, primero respeto al niño y a su
ritmo, donde el adulto es el guía y acompañante en el proceso, donde no crea
tensión ni estrés para el niño, sino que propicia un ambiente relajado y lúdico
para que el niño disfrute del aprendizaje, donde el adulto no prioriza las
normas sociales sino las necesidades físicas y emocionales del pequeño.
Como dice Carlos González en su libro Bésame
Mucho “Quitar el pañal, decíamos, no
habría de traer ningún problema, pero a veces lo trae (…) Están tan
acostumbrados a llevarlo que no se imaginan la vida sin él. Explíquele a su
hijo que no importa que se haga pipí o caca en cualquier sitio, que no se va a
enfadar. Pero si a pesar de todo le pide un pañal, póngaselo sin rechistar. Al
fin y al cabo, la idea no fue suya; fueron sus padres los que decidieron
ponerle pañal cuando nació y no es culpa del pobre chico si se ha acostumbrado.
Es posible que un niño que al año y medio se dejó quitar el pañal se niegue a
los dos años y medio. No insista, no atosigue, simplemente dígale: Bueno,
cuando quieras que te lo quite, avisa, y ya está.”
Si
estás en ese proceso de Operación Pañal¡
o tienes previsto comenzarlo y tienes alguna duda o dificultad, puedes pedirme
cita aquí para una consulta privada y valoraremos los aspectos en los que os puedo
apoyar.
Recuerda que mañana tenemos un taller al respecto en la zona sur de Madrid, si te apetece allí nos vemos¡
Un
abrazo. Ana.